CABECERA ADSENCE

La laguna de Choclococha


Cuentan los lugareños que hace muchos años, un hombre adinerado que vivía con su familia a las afueras del pueblo, festejó su cumpleaños a lo grande para todos los invitados. La comida era abundante y el licor también.

Al día siguiente se sintió el golpe de la puerta: toc, toc, toc. Al abrirla, el hombre adinerado se dio con la sorpresa de un viejo sucio, pobre y mal oliente. Entonces, con la voz alterada, le dijo:

— ¡Qué quieres, viejo sucio! ¡Lárgate, vete de aquí!

El viejito dijo: –déme comida por favor, no he comido en días y sé que ayer hubo un gran festín, algo de sobra tendrá.

— Sí, algo de sobra hay, pero es para mis animales, dijo el hombre adinerado y seguidamente dio media vuelta y cerró la puerta, dejando al viejito entristecido.

Después de caminar por largas horas bajo el fuerte sol ardiente y buscando alimento para poder satisfacer el fuerte ruido de sus intestinos, se encontró con una familia que partía del pueblo rumbo a las chacras (tierras de cultivo). Al verlos le volvió la esperanza de conseguir alimento alguno, y desesperadamente gritó:

— ¡Espérenme, por favor! E inmediatamente aceleró el paso y todo agitado les pidió comida.

La familia se encontraba alejada de su vivienda, pero ante la súplica del viejito y su noble corazón, decidieron retornar a su hogar.

Allí le ofrecieron grandes potajes y algo de beber, pero sorprendentemente el viejito se negó a probar alimento alguno y solamente se limitó a pedir una flor de su verdoso jardín.

Según la leyenda, ese viejito era el espíritu del agua que vino a probar la AMABILIDAD y GENTILEZA de la gente del pueblo.

El viejito advirtió a la familia que muy pronto se escucharía un ruido intenso y sorprendente y cuando ese momento llegue, no deberán voltear a mirar qué pasa, sólo seguirán su camino.

Según los ancianos que cuentan esta leyenda así fueron que ocurrieron los hechos. Un cierto día se escuchó el fuerte ruido y la familia que amablemente trató al viejito lo escuchó, pero ya advertidos no voltearon y continuaron su camino hacia la chacra, quedando ellos a salvo. Sin embargo, el hombre adinerado y su familia, curiosamente salieron de su hacienda y presenciaron tal suceso.

El pueblo se convirtió en una gran laguna, y ellos quedaron momificados en piedras. Es por eso que en la actualidad, alrededor de esta laguna se encuentran grandes piedras que, como se dice, es la familia del hombre adinerado y hoy en día nuestro departamento de Ica se beneficia con sus aguas en tiempo de sequía.